21 de agosto de 2007

Éter


Los delirios del barco humeante

Atraídos por los alaridos y suaves aromas

La torre más negra de todas

Con marcas

Puedes ver cómo se alejan las nubes

Con el aletear intermitente

Y las luces como pequeñas luciérnagas

En un vástago desierto apocalíptico

Suenan los latidos de la tierra

Nos declara impuros

Chimeneas de humos parlantes

Sin el eco de regreso

Y como la cara aquella

La melodía se va regenerando eternamente

Una espera sin límites

El cambio no se proclama

No es necesario

Son las tintas invicibles las que vociferan

A mordizos el placer repetido

Como gatos hambrientos

Expectantes ante el eclipse ocular

Sobre la composición de lo etéreo

La parte nuclear de toda entidad

Seremos polvo.

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