Los dedos rozan el sagrado lugar
Vuelan insectos petrificando la estela del tiempo
Y entre tirones de una madre compulsiva
Regresa por el cordón umbilical
Florece como nunca se había visto
Exótica en su contenido y esencia
Rezos elevados
Saborea cual mendigo
Toda su vida
La piel se agrieta se percibe el trueno
El fluir de células coloreadas
Se contrae y dilata la fuerza vital
Y se aletarga la lucha continua de la luz
La almohada huele a veneno
Percibo la tranquilidad del caminar boreal
La sangre corre al revés
Y de cabeza en cabeza se mueven las ideas
Estructuras, memoriales, viajes, sucesos e historias
Abrazo estático prominente del líbido
El néctar más puro del subconsciente
El elixir premonitorio de un futuro pasado.
26 de marzo de 2008
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