Ojo afrentando cualidades minivalentes, qué haceres monoprigmáticos, almuerzos sobre vientres tibios y mutilados. Revuelto el horizonte se muestra el arca maquiavélica de la gran sonrisa, ininteligible red de impulsos hallados suspendidos en el aire y nuestras frentes.
Caen, todos caen, la decadencia nos eleva al plano inesperado donde frutos prohibidos enguyen a arcángeles pordioseros y dioses aburridos juegan a los dados hechos de carne y piel quemada de deseo.
9 de marzo de 2009
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