Iba por el borde de un cerro y hacia abajo el mar por el sol y la noche las estrellas caían del cielo lentamente hacia el fondo, y nosotros ser estrellas y también caímos sólo que no lentamente, sino que líquidos, desmesurados. Fue la prueba escasa de virar, desempolvar la brújula de siete nortes, acepta emanada la oscuridad, instruyendo juntos viejamentes. Igualmente idos por un rato, y cada día, la vida no se esconde, desea devora, frustraciones irreales, de un cosmo opaco. Brilla
La sonrisa del mosquito, compañía hipnótica.
4 de octubre de 2012
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