Escuché con atención cómo les colgaban
parecidos a árboles de navidad, pequeños sacos de futuras concecuencias.
Pero me di cuenta que tenían ya viejos sacos y que éstos se renovaban con los nuevos.
También me percaté cómo sus corazones latían fuerte al punto de escuchar el son;
Y sus ojos.........expresaban tan tan humano.......en realidad su boca.
Ruidos: les llaman palabras, unidas, tan personales, tan verdaderas como tienen que Ser.
Para mí, el juez, era Lamento...
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