Alentado el rebaño por colgante de insulto, sube a los pies del cielo y se incrusta la llaga entre la grieta de la frente. Colgando entre el gentío alardea tener levite de muerto. Hambrientas de gula y de ardor silencioso, sentados de cabeza, diseccionan memorias ajenas. Aniquilamiento en derredor. Cercados hasta los huesos por pieles sanguíneas, descienden hacia confines desmembrados; horizonte inspirado por la nube.
Critíca estimulada en sustancia, voraz como ella misma, dilapidando espasmos, lujuriando El Horror de Interruptores. Irrumpe la lumbraria.
Lapidaron canibalismo hedónico destripando cuerpos, atando tripas. "Es como encuentran el umbilical tratado de sueño", dijo él. Viscosas aforaciones, fisionados mascando lenguas bramantes, disparan Idóneo Manifesto Morbo. Motoridad acelera y desintegra el desenlace. La acción, inmóvil, crípta en el vacío augurando inconsistencia temporal. Abstracción, derrochado en volidad, de materia, ofusca destino cosmo fantaseoso. Desfiladero dominado por fisura entorno desertor de bendición, Impulsado en consigna sobre el Descontrol del Aprehender. Amedrentan con dientes afilados a las bestias de poder.
Los miembros se incrustan a destajo bajo la falda de Falácea Constitución; inmaculada llora por su suerte de éxtasis, esclavizada en la experiencia.
21 de junio de 2009
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