30 de noviembre de 2009

Azul

Dejó caer su cabeza en el pantano y croando como rana masticó una grande raíz de cuya disección afloró un antiguo excema de sabor y textura arenizca. Morfosis de tierra y suelo, un viento arhucanado movieron los cimientos de la craneal estructura de dioses muertos a orillas del charco de sangre. No logrando sí expandiendo la atmósfera cruzó la dimensión del estallido, despierto y activo en la neurosis, contraatacando a invasores de nuevas suásticas renovadas insertadas germinadas en los chakras espirales de erráticos mandalas de odios divinos enpostdelapsus. El charco libra su batalla entre el reflejo y los sueños aparecidos en él como queriendo resucitar a unos ojos tornados hacia arriba con la espalda tibia del propio líquido azul.

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