Mientras tanto, sentado en la esquina del universo dilata su voz ahorcando sutilmente a su bella abstracción. Ella, con el eco hecho añicos, sustraía quejidos asombrosos que hacían caer los párpados y pétalos de loas expectadores voyeristas sedientos de Müerte.
CUERDO INMÓVIL...Decía alcanzar el fragmento de una sonrisa Noriente
9 de noviembre de 2009
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