18 de noviembre de 2009

Zona 041

La córnea del semáforo se vuelve humo de taxi y la gota de sol diluye los cantos de lluvia y manos hechas pies disfrutan el tiríte del impulso. Viene corriendo con una lentitud beática, como un papa moribundo en busca de su cruz, como el perro sedado de hambre hurga basurales bosques de cemento, aumentando su capacidad de calma, su inerte virtud de contemplación. Hay bailes estatáticos que sombrecen la Irah de corvatas, la matanza de los fetos risueños a un costado de aceras duplicadas en sus pequeñas córneas negativas, fotografiando en la materia de su abstracción, sutilezas de un momento caravano.

Un lugar dentro de Dilatia, donde los amigos juegan a volverse enredaderas entrando sus raíces y venas muy afuera de su límite.

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