Oscilante despertar muecas al pasado, fraternal aprecio a divinidades del sur, paseos por mares luminosos, densos, profundos y oscuros. Lluvioso llanto de egos maltratados, sedientos animales encadenados a su lumbrera.
¿Es que sin alas volar quisiéramos aullentar un sonido invencible manteniéndonos pendidos en la plenitud de lo vital?
Desbandando los pasos se hacen añicos las puertas y se libera la incommesurable percepción de lo instructural, lo adherido a sistémico enlace. Instruyamos la cefálea perdida, los colores se escapan de endemoniados sodomas.
La verdad ilusoria se pierde en el eco lunar, quejumbroso aullido en busca de silencio.
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