Una Mirada perdida en el recoveco del espejo, fuimos los últimos. La trama se desenvuelve, no te alejes detente, detente. Lo dejado en pieles, temor a desaparecer, dejando marcas en ruinas, reencontrándonos a pupila abierta. Las raíces introducen la cepa añejada en sangre, sabores milenarios, portadores de millares de caretas, en un pequeño bolsillo hecho añicos en el hígado. Suena al pasar, tacos delirantes, destello incrustado en los cielos, la tierra se deforma mientras parlamos de la luz en la sombra. Interruptor en desconecta, fulgura deseos de techos hambrientos de lluvia de calorees congelados en las venas, de bocados semanales y licores humeantes, estrechando manos desvencijadas por el tiempo, piadosos ruines moradores de lo grave, Ingrávitos vampiros hastiados de sequía.
Se adormecen las fronteras, se acrecienta la obra craneal. El Boorde Tambalea de remedio.
29 de abril de 2009
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