Una caja llena de horas maquiavélicas
El tan esperado momento se sobreviene apresuradamente
Se rompen las telas con fulgor impaciente
Desposando a viles bestias en sus oscuras cuencas
De improviso se lanza al abismo sin fin
Con una calma enfermiza y dolores lejanos
Invade los vírgenes terrenos prohibidos
Con sudor evaporándose gasta sus dedos hasta los huesos
Se aproxima hacia el borde del horizonte
Y toma al Sol cuando se introduce en el mar
Se lo lleva a la boca y lo destroza
Toda una eternidad se lamenta del acto
Delante vestido elegantemente se encuentra parado con aires de grandeza
Echa una mirada pérfida de niñato pervertido
Armado en poder indeleble y en torpeza hasta los más recónditos huesos
Sonríe al son del cañón y del dulce sonido del chapoteo de la púrpura sangre
Una piedra cruza el aire armándose así la tejedora realidad
En que el momento exacto del brote de víseras y flores se arrepiente
Dando así un nuevo y espectacular estado de cocktail superlativo
Entre potentes luchas abanderizadas el hombre se abriga de la lluvia craneal
Sueltas las amarras, pañales, madres y dioses para todos
Se abrazan bajo el cobijo de la desesperanza
Dando vuelta la página de sus temporales Yo
Sufriendo consecuencias de cadenas alternantes
Y qué fue de sus potentes quimeras
Más que destruxión y agobio
La savia se alza hasta el pescuezo
Diciéndonos con su llanto silencioso
Te lo dije...
24 de octubre de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario